lunes, 18 de enero de 2010

Diario de Marcus Dia 11




Finalmente he podido, después de 10 días perdido entre bosques, montañas, lagos y desiertos, encontrar algo de civilización.
No hay rastros de quién ha destruido mi vida, de quién ha asesinado a mi mujer, Marie, ni a mis dos amados hijos, Adam y Claire.
Mi esposa era la criatura más bella que jamás haya existido en éste mundo. Su cabello azabache brillaba todos los días, desde el mismo momento en el que la conocí. Ambos éramos jóvenes, y ella era la dama de otro caballero. Un hombre mezquino, egocéntrico y pedante que sólo buscaba utilizarla como objeto sexual, mientras se mofaba de ella en público y la maltrataba física y psicológicamente en privado. Nunca pude armarme de valor para declararle mi amor, fui un cobarde, mientras veía como sufría a manos de un patán de poca monta.
Encontré a Marie cerca de la unión entre los ríos Trent y Neuse, uno de mis sitios favoritos para relajarme cuando era joven. Fue entonces cuando la vi: estaba llorando, su ropa hecha jirones y en su rostro, un cardenal se dibujaba notablemente en su mejilla derecha. Incluso en este estado, su belleza era deslumbrante. Su fino rostro ovalado, además de esa bella y fina nariz, sus preciosos labios, humildes en contenido pero generosos en calidad, y sus ojos cobrizos... los ojos más expresivos que he visto en toda mi vida y por los que me atrevería a dar mi vida.
Me armé de valor y comencé a acercarme a ella, parecía tan vulnerable e indefensa... todo su cuerpo temblaba involuntariamente, tanto por miedo, como por frío. Me sentía impotente, no sabía que hacer ni que decir... tan solo seguí acercándome, como si estuviera hipnotizado por su belleza. Cuando por fin estuve a su lado, quien se convertiría en mi esposa me miró, mientras se enjugaba los ojos intentando demostrar valor y valentía. Finalmente estaba cara a cara con Marie y no sabía qué hacer, estaba totalmente en blanco, y solamente actué. La abracé, dándole palabras de amor y de cariño, algo que no había recibido ni por parte de su madre, una alcohólica que sólo se preocupaba de tener su trago listo y su padre, un estafador a quién nunca conoció, que embarazó a su madre y se escapó apenas se presentó la oportunidad de huir de tal responsabilidad.
Un año después de mi encuentro con ella en el río, nos casamos. Fue el día más feliz de nuestras vidas, hasta que el impresentable maltratador quiso arruinarnos la boda. Apareció delante de todos, testigos de su locura, llorando y aferrándose a la pierna de Marie, pidiéndole disculpas, insistiendo que por favor volviera con él... hasta que escuché lo suficiente. Arranqué las zarpas de esa bestia de la esbelta novia, mientras los invitados se lo llevaron de allí, siempre me arrepentiría de no haber zanjado el asunto en ese momento.
Pasaron dos años hasta que mi amada Marie dió a luz a mellizos, un bello niño, al que llamamos Adam, y una saludable y menuda niña, a quien nombraríamos Claire, en honor a mi madre.
Ha llegado el momento de seguir mi viaje y mi búsqueda, estoy cada vez más cerca de descubrir la verdad: descubrir por qué fui el único superviviente, por qué no recuerdo nada de esa noche... y por qué estaba bañado en la sangre de mi familia la noche en la que mi hogar, el único que siempre he conocido, ardió, convirtiendo los recuerdos de mi vida en cenizas.

- Diario de Marcus, Dia 11 -

Escribo ésto para que entendaís más de mi vida. Creo que he descubierto dónde se encuentra, al fin he dado con él. Iré a buscarlo... pero no podré contaros más de mi vida durante algunos días, estaré totalmente desconectado de la civilización. ¿Podreís sobrevivir sin saber la verdad durante 9 días?

Marcus

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