miércoles, 27 de enero de 2010

Diario de Marcus Dia 23




He logrado darle caza. Finalmente conseguí verme frente a frente con él. Él, quien asesinó a mi familia, quien me dejó desahuciado, quien quemó mi casa hasta los cimientos.
Su rostro demostraba una insensibilidad absoluta, la misma que podría demostrar un cadáver. Su largo cabello gris, volando con el viento, caía suavemente en sus hombros; mientras que su mano derecha juguetaba con un trozo de papel de un color que no logro identificar, ya que la velocidad con la que mueve el papel es vertiginosa... solo se ven rápidos y fugaces destellos del objeto en cuestión, hasta que súbitamente, "Él" cierra el puño poniendo fin al jueguecito, mientras una sonrisa diabólica se dibujaba en su rostro.
Me dará respuestas, tanto por las buenas... como por las malas.

- ¿Quién eres? ¡¿Por qué lo has hecho?! ¡¿Acaso había alguna razón para dejarme sin nada?! ¡¿Para arrancar de mis manos al amor de mi vida, para segar las vidas de dos niños inocentes, MIS niños?! ¡Quiero respuestas, joder, y las quiero ya!

A "Él" no pareció importarle ni mis preguntas ni mis dudas, sólo sonrío y con su voz, una voz críptica y grave, dijo:

- Yo soy tú, tú eres yo. Todo lo que ocurre, sucede por una razón más allá de la comprensión humana y de tu comprensión, joven Marcus. Lo hecho, hecho está, muchacho.
Son las normas, y Dios, como disfruto con ellas. Cada vejación, cada mutilación, cada asesinato, cada violación... tu mujer se portó muy bien Marcus ¡Vaya si se portó bien! No se quejó, tan sólo se rindió ante mí... aunque claro, es lógico ya que cuando nos "pusimos íntimos"... ¡Ya era un jodido fiambre!

En ese momento estallé, y la ira tomó control de mí, como nunca lo había hecho en mis treinta años de vida.
Me abalancé hacia "Él" con una furia que jamás habia sabido que existiera siquiera en mi alma. Otra vez esa puta sonrisa en su rostro. Veo algo, un destello en su mano izquierda: un cuchillo.
Me evade sin esfuerzo, grácilmente, como si de una pluma llevada por el viento se tratase, y siento un dolor punzante en el pecho repetidamente: una, dos, tres, cuatro... hasta que dejé de contar. "Él" volvió a reírse macabramente y añadió:

-Terminus est, Marcus.

Luego oscuridad, simple, tenebrosa, misteriosa, críptica y eterna oscuridad.

- Diario de Marcus, Día 23 -

3 comentarios:

  1. Críptica y eterna oscuridad...

    Un fuerte abrazo desde otro Terminus no tan agraciado: la Terminus Street de Brighton.

    ¡Mátalo, cabrón, mátalo! Aquí un pacifista.

    Salud.

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  2. Nicolás,encantada de saludarte por primera vez...
    Estoy totalmente enganchada a tu "gótico" Marcus, tenebrismo... y misterio al C x %.
    Muchas gracias por este refrescante macabrismo.
    Un abrazo.
    Pd. Gracias también a Vivi, por todo, por darte a luz y así mismo tú has dado a"oscuridad" esta
    novela.

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  3. Yo soy tú, tu eres yo... Y esto ya va cobrando forma. Me pregunto si este Marcus habrá tenido madre y padre. Muchas incógnitas que van perfilando un rostro que asoma desde la oscuridad.
    Me sumo a la espera.
    "Incola tenebrae sunt..."
    Abrazos!

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