miércoles, 21 de abril de 2010

Galindo




Episodio 4: Galindo




—Adelante, pase por favor.


El doctor Galindo entra precipitadamente en la consulta de Merino. Su aspecto desaliñado y sus toscos rasgos demuestran que, más que a la medicina, debería haberse dedicado a la albañilería. Parece un misterio que hubiera conseguido aprobar la carrera, aunque muchos dicen que fue gracias a los turbios contactos de su padre, un hombre de dudosa reputación, quien suele moverse en círculos que rozan la ilegalidad. Su larga cabellera cobriza, atada con una gomilla utilizada desde tiempos inmemoriales, unida a sus inexpresivos ojos color carbón, dan la impresión de una persona despreocupada y poco profesional. Exactamente lo que es el doctor Galindo.


—Oiga don Isaac, quería comentarle algo del tío ese que he operao.


Isaac todavía seguía pensando en lo que acababa de sucederle, esa luz cálida que creía haber visto, el diario de Marcus, que si hilos del destino, que si tonterías cósmicas… Merino no creía en lo sobrenatural, pero esa visión escapaba a su comprensión racional.


—Eh, viejales, ¿te enteras o qué?

—Sí, Galindo, sí. Dime. ¿Qué pasa?

—Pues, a ver, el tío este en cuestión está bastante tocado. Ni pajolera idea si va a despertarse o qué va a pasar con él… el caso es que quería cambiarte el paciente, porque yo como que paso de tener un fiambre comatoso cargado sobre mi espalda, como comprenderás, claro.

—Doctor Galindo, su deber es curar a sus pacientes, no intercambiarlos con otros médicos como si fueran postales.

—¡Postales, dice el viejales! Vamos a ver, vejestorio, creo que no lo pillas. Tú vas a cambiarme tu paciente… o las cosas se van a poner feas. ¡Muy, muy, muy feas!


Isaac Merino sabe lo que eso significa. Sabe que las historias turbias que cuentan sobre la familia Galindo son ciertas, y que esta decisión puede costarle mucho. Lo sabe bastante bien.


—Galindo, márchate de mi consulta, tengo pacientes esperando y otros asuntos que requieren mi atención. Obviaré tu último comentario, haré oídos sordos, a menos que quieras que el Director Fuentes se entere de que vas amenazando a “vejestorios” porque no puedes cumplir bien tu trabajo. Tú dirás.

—Bien Merino, bien. Tú ganas, pero esto no quedará así. Tenlo por seguro, te tragarás tus palabras y vendrás rogándome el cambio.

—Sí, lo que tú digas Galindo. Sal de mi consulta en éste momento a menos que quieras que esto se ponga feo. ¡Muy, muy, muy feo!

Galindo deja escapar un gruñido, y abandona la consulta. Merino comienza su ronda de consultas, olvidándose del diario, de la luz, y de Galindo.


Hasta aquí el episodio 4, espero vuestros comentarios al respecto. Pido disculpas por la demora en subir éste capítulo, pero como recompensa, el episodio 5 estará subido el próximo Lunes.


La rueda del destino jamás parará de girar.

3 comentarios:

  1. Aj que asco le tengo ya al Galindo ese... se pone más y más misterioso, que interes pude tener con Marcus....
    Destinos entrelazados a dónde nos lleváis?
    Tendremos que esperar hasta el lunes para saciarnos...
    Y ese símbolo de la medicina en la cuerda floja...

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  2. Esa Galindo...mmmm huele fatal. Vamos Marcus , no te detengas, hasta el lunes!

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