sábado, 16 de enero de 2010

Diario de Marcus, Dia 1.




Es el momento de comenzar mis crónicas, las crónicas de un hombre maldito, las crónicas de un hombre deshauciado moralmente, sin descendencia, sin pasado, presente o futuro. Soy Marcus, y mientras escribo estas líneas, los restos de mi casa arden detrás de mí. Todo lo que había conocido en este mundo ha sido borrado de la faz de la tierra: Mis amigos, mi familia, mi nombre, mis recuerdos, mi vida. Nada queda ya de mí, tan sólo un vacío cascarón. ¿He sido yo el culpable? No lo sé con certeza, tan solo sé que mi mundo ha llegado a su fin. Tan solo me queda escapar de aquí, y poder encontrar la verdad, esa perra que siempre se escapa delante de mis ojos una y otra vez. Quizás mi destino se reduzca a no saber qué ha sucedido hoy aquí, cómo ha sucedido y por qué. Pero no me importa, encontraré la verdad, aunque deba sacrificar mi cascarón vacío en ello, se lo debo a ellos, y me lo debo a mí. Escucho pasos, algunos acelerados y otros más pausados... parece que se acercan a averiguar que ha pasado en mi hogar, aquel lugar que muchos habían temido, que muchos creían maldito... las llamas habrán alertado a bastantes curiosos y a pocos interesados en mi bienestar... he de irme de aquí y no volver jamás. He tomado mi decisión, y esto es algo que esta humilde e ignorante multitud jamás podrá comprender. No puedo quedarme, si me quedo, todo habrá sido en vano, sus sacrificios habrán sido en vano. No debo quedarme... si lo hago les habré fallado y jamás descubriré que ha pasado aquí realmente. He de apresurarme, escucho como se acercan.

-Diario de Marcus, Día 1-

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